martes, 11 de agosto de 2009

LA MOTIVACIÓN


La Motivación se define como el conjunto de estados y procesos internos de la persona que despiertan, dirigen y sostienen una actividad determinada.


El concepto de motivación implica que un alumno motivado es aquel que: (1) Despierta su actividad como estudiante, a partir de convertir su interés por estudiar en acciones concretas; (2) dirige sus estudios hacia metas concretas, objetivos de aprendizaje congruentes con sus metas personales; y (3) sostiene sus estudios en una forma tal que, con esfuerzo y persistencia, llega a conseguir las metas predeterminadas.
El interés por una actividad es “despertado” por una necesidad. Una necesidad es el mecanismo que incita a la persona a la acción, y que puede ser fisiológico o psicológico. La motivación surge del deseo de satisfacer esa necesidad. Por otra parte, las metas que elegimos son dirigidas por los incentivos inherentes a ellas. Un incentivo es una fuerza externa que genera actividades relacionadas con la meta por alcanzar. La motivación se dirige hacia el logro de metas que tienen ciertos incentivos. Finalmente, la persistencia al realizar una cierta actividad está basada en la esperanza de tener éxito. Esa esperanza es la probabilidad que existe de lograr una cierta meta. La motivación varía de acuerdo con las posibilidades de alcanzarla.

Jerarquía de Maslow.
Maslow (1970) sugirió que las necesidades humanas están jerarquizadas. Las necesidades del nivel más bajo, de sobrevivencia y seguridad, son las más esenciales. Todos requerimos de comida, aire, agua y protección; todos nosotros buscamos estar libres de peligro. Estas necesidades determinan nuestra conducta hasta que son satisfechas. Pero una vez que estamos físicamente cómodos y seguros, somos estimulados para satisfacer las necesidades de los siguientes niveles -necesidades sociales de pertenencia y amor y necesidades de estima. Y cuando éstas están más o menos satisfechas, nos volvemos hacia los niveles de necesidades superiores, de logros intelectuales, apreciación estética y final­mente, autorrealización. La autorrealización es el término que usa Maslow para la autosatisfacción, la realización del potencial personal.
Maslow (1968) llamó a las cuatro necesidades inferiores - de sobrevivencia, seguridad, pertenencia y estima - necesidades por deficiencia. Cuando éstas no son satisfechas, la motivación aumenta para encontrar los medios de ha­cerlo; y si ya están cubiertas, la motivación disminuye. Maslow etiquetó a las tres necesidades del nivel superior -logros intelectuales, apreciación estética y autorrealización-como necesidades de ser. Cuando son satisfechas, la motiva­ción de la persona no cesa; por lo contrario, aumenta para conseguir mayores logros; es decir, cuanto más éxito obtiene de sus esfuerzos por conocer y entender, más se empeñará en conseguir más conocimiento y entendimiento. Así que, a diferencia de las necesidades por deficiencia, las necesidades de ser nunca pueden ser completamente satisfechas. La motivación para realizarlas es renovada en forma constante.
La teoría de Maslow ha sido criticada por la razón obvia de que la gente no siempre parece comportarse como lo predice la teoría. La mayoría de nosotros tenemos diferentes tipos de necesidades y podemos estar motivados por mu­chas de ellas al mismo tiempo. Algunas personas dan la espalda a la seguridad o la amistad para lograr conocimiento, entendimiento o mayor estima; sin embargo, la teoría de Maslow sigue siendo una de las explicaciones más completas, sobre las necesidades y la motivación, que se ha formulado hasta ahora. También nos proporciona una manera de considerar en su totalidad a la persona, cuyas necesidades físicas, emocionales e intelectuales están todas relacionadas.
Este planteamiento tiene implicaciones importantes para la educación. Es poco probable que los estudiantes que van a la escuela hambrientos, enfermos o lastimados estén motivados para buscar conocimiento y entendimiento, Un niño cuyos sentimientos de seguridad y de pertenencia están amenazados por el divorcio de sus padres, puede tener poco interés en aprender a dividir quebrados. Si el salón de clases es un lugar atemorizante e impredecible y los estudiantes raras veces saben dónde estar, es probable que estén mas preocu­pados por su seguridad que por aprender. También, la jerarquía de Maslow ayuda a reflexionar sobre la conducta de los estudiantes. Sus deseos para cubrir las necesidades del nivel inferior puede a veces entrar en conflicto con el deseo del maestro de que alcance las metas del nivel superior. Por ejemplo, pertene­cer a un grupo social y mantener su estima dentro de éste, es importante para los estudiantes. Si al hacer lo que el maestro dice, se genera un conflicto con las reglas del grupo, los estudiantes pueden optar por ignorar los deseos del maestro y hasta desafiarlo.


La Motivación Intrínseca
Cuando nos disponemos a explicar el fenómeno de la motivación en los estudiantes debemos distinguir el origen de esta, es decir, si la es motivación interna o externa. De ahí diferenciemos una motivación intrínseca y otra motivación extrínseca. Si el estudiante mantiene un propio deseo o ganas de aprender, este aprendizaje se vería más fortalecido y facilitado que si tuviéramos que hacerlo desde fuera, como docentes, mediante el uso de castigos o premios.
A pesar de que el aprendizaje es el resultado de una motivación intrínseca y otra extrínseca, resulta mucho más productivo en términos de cantidad y calidad aquel aprendizaje guiado por una motivación intrínseca, pues se mantiene por sí mismo, sin necesidad de apoyos externos. Los apoyos externos como los premios, castigos, reconocimientos, recompensas, etc. tienen un efecto circunstancial y momentáneo. En cambio, la motivación intrínseca se sustenta, e impulsa el aprendizaje, de un modo autónomo, por el propio deseo y voluntad del sujeto.
Cualquier situación que facilite la percepción de la propia competencia incrementará su motivación intrínseca. La consecuencia que se obtiene es determinante. Además, la situación o tarea debe de plantear un desafío óptimo: justo grado de dificultad, riesgo y fracaso, evitando extremos por arriba (una tarea muy difícil conduce a la incompetencia, frustración y ansiedad), por debajo (una tarea muy fácil aburre, porque ya se domina).
La acción del docente no sólo se limita a medir y ofrecer un nivel de desafío adecuado o proporcionar consecuencias positivas, tras el esfuerzo y el progreso, a cada alumno, sino también incrementar las experiencias de participación; la libre elección de cada uno de ellos, para fomentar la internalización de ese empuje para aprender. A lo largo del proceso de internalización, el sujeto pasa a través de tres etapas. En la primera de ellas el papel del profesor es preponderante; es la denominada etapa de regulación externa, donde el docente, a través del uso adecuado de las estructuras extrínsecas de control de la clase y de los procesos de recompensa, procede a regular la conducta del aprendiz, anticipando los refuerzos sociales de la misma. En la segunda etapa, la de introyección. se da un mayor grado de internalización que en la anterior; el sujeto hace suyos los refuerzos sociales, pero actúa como por mandato: no ha asimilado aún la conducta motivante. En la tercera y última etapa se produce la internalización, el sujeto se identifica con lo que está haciendo, lo ha asimilado en su estructura interna y actúa de forma autónoma.

La Motivación de Logro
Según la teoría del logro, el motivo que empuja toda acción y dirige la conducta es la con­secución competitiva, de manera exitosa, de un nivel de realización o estándar (por ejemplo, obtener una puntuación sobresaliente en un examen), que reporta así un sentimiento de importancia al sujeto. Se considera que tienen motivación de logro las personas que se esfuerzan por alcanzar la excelencia en un campo por el logro mismo, y no por alguna recompensa.
Las diversas manifestaciones motivacionales han ido dibujando distintos perfiles. En el aula, los alumnos con gran motivación de logro consideran que sus éxitos son debidos a su habilidad y esfuerzo; tienen mayor autoestima que los de baja motivación; no se desaniman ante los fracasos; persisten más en las tareas; se interesan por los beneficios que reporta la realización. Lo opuesto define al sujeto de baja motivación de logro.
Además entre los rasgos diferenciales destacan dos: para trabajar en grupo, los sujetos de gran motivación de logro eligen a quien más sabe y no a sus amigos (de este modo. tienen más probabilidades de alcanzar el éxito, ya que sus amigos puede que no sean los mejores), mientras que los de baja motivación prefieren elegir a sus amigos (pues ante un fracaso podrán ser menos inculpados por éstos que por extraños); y segundo, los sujetos de gran motivación de logro prefieren tareas de dificultad intermedia (que le proporcionan el grado justo de desafío) y los de escasa, tareas o muy fáciles (que es casi imposible que las fallen) o muy difíciles (ya que al ser imposibles de alcanzar, no serán recriminados si no lo consiguen).La motivación de logro aparece ya en edad preescolar, alrededor de los tres años y medio, cuando el sujeto empieza a diferenciar los éxitos de los fracasos, sus consecuencias y su responsabilidad en ello. Es en gran medida, consecuencia de determinados ambientes familiares (actitudes, calidad del lenguaje, hábitos de trabajo), aunque en la escuela puede reforzarse por el modelado de compañeros o la comparación social.

No hay comentarios:

Publicar un comentario