viernes, 14 de agosto de 2009

APROXIMACIÓN CONCEPTUAL A LA RELIGIOSIDAD

No existe una teoría unificadora del hecho religioso. Pero las teorías existentes pueden ser clasificadas en cuatro tradiciones (Franca-Tarrago, 2003b):

a) La tradición instintiva
Explica a la religión postulando en el hombre un instinto religioso. Para estos autores la religión es innata, no aprendida y de origen biológico. Le Bon (1903; cit. por Franca-Tarrago, 2003b) le llamó sentimiento religioso; Trotter (1919; cit. Franca-Tarrago, 2003b) lo incluyó en el instinto gregario. Mc Dougall (1909; cit. por Franca-Tarrago, 2003b) percibió la religión como el desarrollo del instinto de curiosidad, miedo y sujeción, más la suma de tres emociones: admiración, asombro y reverencia. Por otro lado Jung, plantea una imagen arquetipo de Dios, presente en todas las culturas, la cual no proviene de las experiencias psíquicas del individuo sino, que la relación con el padre terreno adquiere un significado religioso propio porque preexiste un modelo, una disposición hereditaria, o estructura universal de la Paternidad Divina, concibiendo a Dios como una impronta dejada en el psiquismo que reviste diversas experiencias humanas proporcionándoles un significado religioso (Franca-Tarrago, 2003b). Más adelante, Fromm postula que el ser humano tiene una implícita necesidad de creer, o una necesidad de búsqueda del sentido planteando que hay un componente básico no aprendido en el ser humano, que tiene que ver con las preguntas radicales, cuyas respuestas últimas apelan a Dios como fundamento. Según esta tradición, la religión tiene sus raíces en una estructura humana universal, así todo hombre se estructura en torno a un conjunto de valores y se dedica a éstos (Franca-Tarrago, 2003b).

b) La tradición defensiva-protectiva
Según esta tradición la religión surge de la debilidad humana y del miedo. La ansiedad producto de la culpa moral sería el motivo principal que lleva a la creencia religiosa (Franca-Tarrago, 2003b). Desde la psiquiatría Charcot y Janet incluyen las vivencias religiosas predominantemente en el ámbito de la neurosis y la histeria (Wilhelm, 1969). El psicoanálisis freudiano, presenta a la religión como una neu­rosis resultante de conflictos instintivos no resueltos; los actos y creencias religiosas se consideran principalmente como sublimación de energías centrales predominantemente sexuales reprimidas, expulsadas de la conciencia y en parte también como transfe­rencia a personas sagradas, usadas como substitutivas (Katz y Katz, 1960). Freud (1977) afirma que el hombre concibe a Dios a imagen y semejanza de su padre carnal, y que la actitud personal con respecto a Dios depende de la relación con el padre carnal, en el fondo no es Dios sino una sublimación del padre. El propósito de Freud era demostrar que un sólido sistema de creencias aparentemente sostenido por pensamientos racionales, en realidad puede estar basado en procesos psíquicos irracionales inconscientes. La religión le aparece como un ejemplo típico de tal sistema de creencias, teniendo como fin para el organismo psíquico dotar de seguridad al creyente dentro de un universo hostil (Katz y Katz, 1960).

c) La tradición de crecimiento-realización
Esta tradición concibe a la religión como una energía productora de cosas positivas. La fe es vista como una lucha por un ideal más elevado, incrementar la autorrealización y una actitud positiva hacia los demás, lo que lleva a la integración de la personalidad y a una potencialidad de mejoramiento. Así, la religión sería un proceso de organización del yo en torno a valores más elevados (Franca-Tarrago, 2003b). En esta línea, Maslow considera que las experiencias picos tienen características religiosas pero no es necesario tener fe religiosa para vivenciarlas, lo que sucede es que se ha denominado como tal, a lo que simplemente es una experiencia mundana de autorrealización (Franca-Tarrago, 2003b). Para Frankl citado por Franca-Tarrago (2003b), la búsqueda de significado se considera lo más representativo de la existencia humana y de la motivación del hombre. La autorrealización es la consecuencia de haber encontrado la autotrascendencia, es decir un significado fuera de uno mismo. Según Frankl (2003) el hombre no tiene un impulso religioso, interpretado como un instinto básico, el hombre no se ve impulsado a una conducta moral; sino que decide actuar moralmente, no actúa para satisfacer un impulso moral sino por una causa con la que se identifica. Por otro lado, Adler afirma que la posibilidad de realización se da en otro sentido, viendo en la fe y la práctica religiosa una de las posibilidades de compensación y sobrecompensación del sentimiento de inferioridad derivado de determinadas vivencias (Katz y Katz, 1960).

d) Tradición cognitivo – social
Esta tradición estaba interesada en la religión como un hecho cognitivo. James sostuvo que la fundación de toda religión está basada en la experiencia individual. Afirma la normalidad de la conducta religiosa, y la considera como una característica típica del comportamiento humano, del cual constituye una importante función, Para la psicología lo decisivo no es llegar a probar la existencia de Dios, sino ver los resultados en el individuo. Se refiere a la religión como una religiosidad subjetiva, interior y personal, siendo lo decisivo en la experiencia religiosa, los sentimientos. Por otro lado, Allport centra su sistema teórico en la religiosidad madura o intrínseca, como un factor propulsor de la personalidad, que permite al individuo canalizar la intencionalidad de encontrar significatividad a la experiencia vital. De ahí que la religiosidad sea un factor claramente saludable para el hombre; es decir, un componente positivo de la salud mental humana (Franca-Tarrago, 2003b).
Así, la psicología se ocupa del fenómeno de la experiencia religiosa como actividad de la psique humana, es decir de cómo se manifiestan en la mente del hombre las ideas religiosas, las ideas de Dios o la ausencia de éstas. Tales ideas la psicología las acepta pues es el hombre quien las tiene y quien crea para sí mismo imágenes. Sin embargo, no puede inmiscuirse en el problema de la realidad absoluta que la fe religiosa les atribuye (Batelman, 2002). Sintetizando, la psicología de la religión tiene como objeto de estudio las fun­ciones psíquicas que intervienen en la vida psíquica religiosa, como el sentimiento, el deseo, la voluntad, el pensamiento y la represen­tación mental o imagen, y también en sus modos unitarios de funcionamiento tal como aparecen en múltiples formas en la actividad religiosa, las vivencias religiosas y la actitud ante lo sagrado (Wilhelm, 1969).
Llegado a este punto, es conveniente distinguir religión de religiosidad. Otto Engelmayer citado por Griffa y Moreno (1999) define la religiosidad como una forma de autoconciencia personal, en la que el hombre vivencia la relatividad de su existencia y su dependencia de la esencia trascendental de Dios, la autoconciencia metafísico-religiosa implica el descubrimiento del modo de ser del hombre y se halla en estrecha dependencia con el desarrollo de la conciencia de realidad. A. Vergote citado por Griffa y Moreno (1999) sostiene que la religión permite al sujeto posicionarse ante la realidad de lo divino, reconocido en su alteridad, es decir, es un otro respecto del universo humano. Dicha religiosidad, por una parte es un encuentro con lo divino y permite por otra parte, una respuesta a través de la praxis, del hacer en cada acto diario.En conclusión, la religión hace referencia a realidades religiosas objetivas, mientras la religiosidad es la forma subjetiva de su apropiación, es decir, es la expresión psíquica y personal de la religión (Griffa y Moreno 1999). De esta manera la psicología de la religión se ocuparía del estudio de la religiosidad, como forma subjetiva y personal de apropiación de la religión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario