“La adolescencia ha sido considerada como un período crítico de desarrollo, representa un período de tensiones particulares. Aunque existen diferencias de opinión en lo tocante a la importancia de los factores biológicos, sociales y psicológicos, existe un acuerdo general en que el período de la adolescencia ha presentado tradicionalmente problemas especiales de ajuste a la sociedad”.
CONCEPTUALIZACIÓN DE LA ADOLESCENCIA
La adolescencia, es un periodo de transición, una etapa del ciclo de crecimiento que marca el final de la niñez y anuncia la adultez, para muchos la adolescencia es un periodo de incertidumbre y desesperación; para otros, una etapa de amistades internas, aflojamiento de ligaduras con los padres, y de sueños acerca del futuro. Es una etapa de transición ya que es la línea divisoria entre la seguridad de la niñez y el mundo desconocido del adulto, ha venido a ser una etapa del desarrollo humano con naturaleza propia, distinta de las demás.
El termino adolescente se usa generalmente para referirse a una persona que se encuentra entre los 12 y 19 años de edad. Este periodo empieza con los cambios fisiológicos de la pubertad y termina cuando se llega al pleno estatus sociológico del adulto. Suele comenzar a los 12 y 14 años en la mujer y en el hombre respectivamente y termina a los 19. En esta etapa se experimenta cambios que se dan a escala social, sexual, físicos y psicológicos.
IDENTIDAD FRENTE A LA CONFUSIÓN DE LA IDENTIDAD
La principal de las tareas que se da en la adolescencia es la formación de la identidad. Para formar una identidad, se organizan habilidades, necesidades y deseos de una persona y se adaptan a las exigencias de la sociedad. Durante la adolescencia la búsqueda de “quien soy" se vuelve particularmente insistente a medida que el sentido de identidad del joven comienza donde termina el proceso de identificación. La identificación se inicia con el moldeamiento del yo por parte de otras personas, pero la información de la identidad implica ser uno mismo, en tanto el adolescente sintetiza más temprano las identificaciones dentro de una nueva estructura psicológica. Eriksson concluyó que uno de los aspectos más cruciales en la búsqueda de la identidad es decidirse por seguir una carrera; como adolescentes necesitan encontrar la manera de utilizar esas destrezas; la nueva madurez alerta a los jóvenes sobre su inminente llegada a la edad adulta y comienzan a sorprenderse con los roles que ellos mismos tienen en la sociedad. Erickson considera que el primer peligro de esta etapa es la confusión de la identidad, que se manifiesta cuando un joven requiere un tiempo excesivamente largo para llegar para llegar a la edad adulta (después de los treinta años). De la crisis de identidad surge la virtud de la fidelidad, lealtad constante, fe o un sentido de pertenencia a alguien amado, a los amigos y compañeros.
CAMBIOS PSICOLÓGICOS EN LA ADOLESCENCIA
La adolescencia es quizás la época más complicada en todo el ciclo de la vida. Los adolescentes son conscientes y están seguros de que todo el mundo los observa. No sabemos porque la maduración comienza cuando lo hace, ni cual es el mecanismo exacto que la desencadena, solo sabemos que a cierta edad determinada por factores biológicos esto ocurre. Todos estos factores ayudan de una manera u otra a crear responsabilidad en cada joven, lo que hace temprana o tardíamente que este obtenga una maduración intelectual que le hará abrir la memoria y pensar mejor las cosas antes de actuar. Los cambios más importantes son:
Crisis de oposición. En cuanto a la necesidad que tienen de autoafirmarse, de formar un yo diferente al de sus padres a los que han estado estrechamente unidos, con necesidad de autonomía, de independencia intelectual y emocional. Por eso el niño, deja de ser de los padres, para ser de los demás, especialmente de los amigos.
Desarreglo emotivo. a veces se encuentran muy sensibles y otras veces parecen carecer de sentimientos. Es por eso que un día sorprenden con un abrazo y otro día rechazan cualquier muestra de cariño. Un día sin motivo aparente se despierta dando gruñidos, simplemente a causa de sus hormonas.
Imaginación desbordada. Se dan los sueños despiertos, que no son más que un mecanismo de defensa ante un mundo para el que no están preparados. Es un medio de transformar la realidad, pueden imaginar un porvenir, como modelos, o futbolistas de elite, actores, etc. Ellos creen fuertemente que pueden cambiar el mundo, hacerlo mejor.
Narcisismo. Le conceden mucha importancia al físico: puede lamentarse por el acné, obsesionarse por la ropa, por estar gordos o delgados. Quieren estar constantemente perfectos aunque su visión de la estética no sea compartida por los demás.
Crisis de originalidad. Presenta dos aspectos:
a) Individual: Como afirmación del yo, con gusto por la soledad, el secreto, las excentricidades en el vestir, o en su forma de hablar o de pensar. Necesita reformar, transformar el mundo, ser distinto y especial.
b) Social: La llamada rebelión juvenil: Rebelión en cuanto a los sistemas de valores de los adultos y las ideas recibidas. Achacan al adulto sobretodo su falta de comprensión y el hecho de que atenta contra su independencia. Hay una necesidad clara de participación, uniformidad en lenguaje y vestimenta, como necesidad de afecto, de ser considerado y aprobado por el propio grupo a veces de una forma obsesiva.
También se presentan sentimientos reales que acompañan a estas manifestaciones y que son consecuencia directa de las crisis que está atravesando:
Sentimiento de inseguridad. Sufre a causa de sus propios cambios físicos que no siempre van parejos con su crecimiento emocional, puesto la madurez física, siempre precede a la psíquica, con lo que a veces se encuentran con un cuerpo de adulto, que no corresponde a su mente, y por lo tanto no se reconocen, y desarrollan una fuerte falta de confianza en si mismos.
Sentimientos angustia. Puesto que existe una frustración continua. Por una parte le pedimos que actúe como un adulto ( en sociedad, con responsabilidad) y por otra se le trata como niño, se le prohíbe vestirse de una forma, se reglamentan sus salidas. Es la manifestación de la tensión que el adolescente soporta y se manifiesta con:
a) Agresividad: como respuesta a la frustración, la agresividad es un mecanismo habitual. La cólera del adolescente ante nuestra negativa a sus exigencias, irritabilidad, propensión a la violencia, que les supone una bajada de tensión momentánea, las malas contestaciones, las reacciones desmedidas en las peleas con los hermanos, etc. son claros ejemplos.
b) Miedo al ridículo: que como sabemos se encuentra exageradamente presente. Es un sentimiento social de vergüenza, atravesar un sitio con mucha gente, ir con ropa poco apropiada para el grupo, etc. y que puede tener manifestaciones físicas: taquicardia, trastornos gastrointestinales, etc.
c) Angustia expresada de modo indirecto: el miedo al examen, (quedarse en blanco), timidez extrema, miedo a desagradar, reacción de rechazo cuando se le dan muestras de cariño, tanto en público como en privado.
d) Sentimientos de depresión: por la necesidad de estar solo, de melancolía y tristeza que pueden alternar con estados de verdadera euforia.
Estas características entran dentro de la normalidad del adolescente, pero dentro de unos límites. La angustia, la depresión, la irritabilidad, el ir contra las normas, puede volverse patológico cuando es exagerado, cuando vemos que el adolescente está sufriendo mucho y o hace sufrir a los demás, cuando vemos que se altera toda su vida y que esos sentimientos le condicionan absolutamente, que de alguna forma le alejan en exceso de la realidad.
CARACTERÍSTICAS DEL PERIODO ADOLESCENTE
Creciente contacto con la sociedad. El joven pasa gran parte del día fuera de la familia; en la escuela y en otros ambientes tiene la posibilidad de establecer interacciones sociales cada vez más extensas y duraderas.
Creciente adhesión a las ideologías corrientes. La adquisición de poderes mentales más vastos, el pensamiento formal y a todas sus operaciones, además de facilitar la compresión del ambiente, lleva a elaborar teorías, participar activamente en las ideas de los hombres con que vive y las corrientes de pensamiento cultural.
Creciente comportamiento de los demás. Dependiendo siempre de la maduración intelectual, emocional y social, el adolescente se hace más capaz de ponerse en sintonía con los demás, dialogar con sus coetáneos y adultos, descubrir el significado de sus actividades y colaborar en el plano de las ideas.
Creciente emancipación de la familia. A medida que las experiencias sociales se extienden y se amplían los contactos con las personas, se separa emocionalmente de su familia, parcialmente de los padres.
Revela una doble tendencia. En primer lugar, una tendencia a conservarse y expansionarse; a no desaparecer socialmente, a afirmarse y desarrollarse según un plan de vida, ocupar un propio lugar, realizarse como persona, defender y ampliar la esfera de su independencia y libertad. Esta tendencia es más viva en el individuo que todavía no ha ocupado su propio lugar o que esta inseguro de sí mismo. La previsión de no lograr el desarrollo o la conservación en el plano psicosocial crea a menudo una tensión tan profunda que puede comprometer el equilibrio personal. En segundo lugar una tendencia a la comunicación con los demás; al intercambio, al apoyo, a la protección, a la simpatía, a la entrega de sí mismo, que se manifiesta más en el sujeto que no goza de una buena integración social o teme no lograrla eficazmente. En la vida aislada, frecuentemente hallamos la inseguridad, inquietud y angustia.
DESARROLLO DE INTELIGENCIA
El psicólogo francés Jean Piaget determina que la adolescencia es el inicio de la etapa del pensamiento de las operaciones formales, que pueden definirse como el pensamiento que implica una lógica deductiva. Piaget asumió que esta etapa ocurría en todos los individuos pero no tomo en cuenta las diferencias en las experiencias educacionales o ambientales de cada individuo.
La experimentación científica. En el estadio de las operaciones formales aparece también la experimentación científica. Experimentar significa probar o ensayar distintas hipótesis, buscando la solución de un problema. Cuando a alcanzado cierta habilidad en el desarrollo de las operaciones formales procede sistemáticamente, trabajando con una lista de todos los factores que puede intervenir en la solución y teniendo en cuenta los correspondientes niveles o variables. Es decir procede de forma científica y sistemática. Este cambio se explica así: el niño pequeño experimenta por el sistema de tanteos, acertando a veces con el resultado que persigue. Sin embargo, la experimentación verdaderamente científica, es decir, sistemática, no aparece en los individuos antes de los doce años o trece.
El egocentrismo racional. Toda nueva habilidad intelectual suele dar lugar, al principio, a una interpretación egocéntrica del mundo, que el sujeto elabora centrándose en esta habilidad. Por eso se ha hablado de un egocentrismo racional e intelectual que aparece en el adolescente, en el estadio de las operaciones formales, equiparable en algunos aspectos el egocentrismo que se ha manifestado en el lactante y en el niño durante la primera infancia. Esta nueva forma de egocentrismo es fruto del mismo desarrollo intelectual que esta a punto de ser culminado en los años de la adolescencia. Cuando ha aprendido a utilizar los conceptos abstractos, cree que las reflexiones y teorías son todopoderosas, y sin detenerse a pensar que cualquier conclusión lógica ha de ser contrastada con la realidad, el mundo en su opinión debe concluir con sus razonamientos, y no a la inversa. Esta actitud tendrá no obstante poca vigencia, y desaparecerá en cuanto el individuo descubra que la razón no esta para oponerse ala realidad, sino para interpretarla y transformarla.
DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
Sobre el desarrollo de la personalidad se han desarrollado variadas teorías. La adolescencia es, si se quiere una etapa muy delicada y clave en el desarrollo de la personalidad que va a regir la vida del adulto, su desarrollo social, emocional y desenvolvimiento positivo en la sociedad.
Según algunos autores, el temperamento y el carácter, integrantes principales de la imagen corporal estaban determinados biológicamente y venían predicados por la información general en los genes.
La imagen corporal adquiere mayor importancia cuando el adolescente se encuentra en grupos que dan demasiada importancia a los atributos físicos tanto del varón como la mujer, o cuando en su entorno familiar o social se burlan de cualquiera de sus características físicas, estatura, contextura, color, etc. La imagen corporal se toma mas en cuenta en la mujer que en el varón y hasta en algunos casos determinan la profesión escogida.
Pero es necesario hacer hincapié, que aunque la imagen corporal juega un papel en el desarrollo de la personalidad, son factores de mayor importancia el ambiente donde se mueve el joven, la familia y los valores que se mueven a su alrededor y de vital importancia la motivación como el motor que pone a funcionar todas sus acciones hacia el logro de metas trazadas.
PROBLEMAS DE LA ADOLESCENCIA
Las tensiones internas. El incremento de la tensión psíquica hasta alturas insospechadas es el primer resultado de la reaparición de deseos inconscientes reprimidos durante infancia. El preadolescente se halla mal preparado para resistir esta tensión, que ocasionalmente se descarga a través de actitudes antes desconocidas. Egoísmo, crueldad, suciedad, o dejadez.
Son comportamientos propios de una primera y más conflictiva etapa de la adolescencia, en la que la tormenta de impulsos que se están desatado arrastra a impulsos infantiles. (Orales y anales, agresivas y sádicas) que el joven no consigue controlar con eficacia, y para las que busca una satisfacción impostergable.
Disolución de la identidad infantil. Suponiendo que el niño o la niña hayan crecido bajo un modelo educativo ni demasiado rígido, ni demasiado permisivo (lo que coincide, afortunadamente, con la mayoría de los casos), el periodo de crisis preadolescente, entre los trece y los quince, debe ser superado con éxito. Durante este período, en efecto, se consolida la seguridad y la confianza en sí mismo adquiridas tras la primera infancia, y ahora, al enfrentarse con nuevos conflictos, saben resistir mejor los vaivenes emocionales a que son sometidos por la renovación de impulsos: el tormentoso oleaje de los deseos reprimidos y las satisfacciones anheladas. Son afortunadamente la mayoridad los niños y niñas que han crecido bajo un modelo educativo tan distante de la rigidez como de una excesiva permisividad, y esto les va a ser muy útil ahora para superar la crisis de la pera adolescencia.
La preadolescencia aparece tras la pubertad y suele tener una duración máxima de dos o tres años. Esta etapa es sumamente conflictiva para los jóvenes y también, por efecto reciproco, para padres y maestros. Son inevitables y frecuentes los problemas escolares, los cambios profundos de carácter, la indolencia, la melancolía y hasta, en determinados individuos y ocasiones, la crueldad y la violencia. Solo la seguridad y la confianza adquirida durante la infancia permitirán al preadolescente concluir airosamente su desarrollo afectivo.
Ser y tener. La evolución psicoafectiva infantil es distinta para el niño y para la niña, desde el momento en que descubren las diferencias sexuales anatómicas. Si bien durante la infancia estos procesos paralelos pueden no aparentar diferencias, salvo las que imponen las identificaciones con figuras adultas correspondientes, es precisamente ahora, en la primera adolescencia, cuando los distintos temores que aquejan a uno y otro sexo dan cuenta retrospectivamente ahora, de las formas de organización psicosexual que siguen los seres humanos.
Las precupaciones de los varones, durante la adolescencia, se centran sobre todo en “poseer” lo que ellos suponen es la esencia de la virilidad, mientras que las mujeres lo hacen en él "ser" (bellas, admiradas).
Los conflictos familiares. A partir de estos momentos, y hasta que el adolescente haya dejado la niñez definitivamente atrás y adquirido un concepto distinto de la realidad, más adulto, las críticas dirigidas contra los progenitores pueden ser poco menos que incesantes e inspiradas por motivos muy diversos. Al principio son aspectos más superficiales de la cotidianidad los que merecen su desaprobación: la forma de vestir y pensar de los padres, sus rutinas, sus costumbres, cuidado de la ropa y la habitación, los horarios, las salidas, etc. Pero poco mas tarde, a medida que van ampliando la comprensión del entorno social y cultural que le es propio, no dejan de manifestarla ante cuestiones más esenciales o profundas.
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