Numerosos estudiosos de la religión han insistido en la existencia de una experiencia falsa de religiosidad y una verdadera. Maslow afirma que en las religiones se ha dado una tendencia a dividir dicotómicamente entre la experiencia mística e individual por un lado; y la legalística y organizacional por el otro. Según él, la auténtica persona religiosa integra ambas características de una forma fácil y automática. Considera que hay dos tipos de religiosidad. A una la llama convencional, institucionalizada, organizada y a la otra naturalista y subjetiva (Franca-Tarrago, 2003a).
Por su parte Fromm (1947) distingue entre fe racional y fe irracional. La fe irracional es la creencia en una persona, idea, o símbolo que no es el resultado de la propia experiencia, sino que se basa en la sumisión emotiva del individuo a una autoridad, es una convicción fanática hacia algo o alguien que tiene su origen en la sumisión a una autoridad irracional, personal o impersonal. La fe racional en contraste, es una firme convicción basada en una actividad productiva intelectual y emocional. Radica en una convicción independiente basada en la observación y en el propio pensar productivo. Partiendo de esto, plantea dos tipos diferentes de religión: la religión autoritaria y la humanística. Mientras que la autoritaria se basa en la obediencia a un poder exterior al hombre, en la sumisión y en el acatamiento, la humanística se basa en la realización y en la plenificación del hombre en torno a ciertos valores como la total libertad y el amor universal, de ahí que luego predomine en ella el sentimiento de alegría y felicidad (Franca-Tarrago, 2003a).
Spilka hace la distinción entre religión consensual y comprometida. Esta última sería altamente diferenciada, abierta, autocrítica, abstracta y discernidora. En suma, se caracteriza porque lo religioso es central en la vida del sujeto. La consensual, por el contrario, es lo opuesto (Franca-Tarrago, 2003a).
Clark, por su parte sugiere que el comportamiento religioso puede ser dividido en tres categorías: comportamiento religioso primario, lo cual es una auténtica experiencia interior que conduce al creyente a una actividad dirigida a la armonización de su vida con la deidad y a complacer a ésta; comportamiento religioso secundario, el cual pudo haber sido primario y vital pero que se ha enfriado o se ha convertido en algo rutinario y habitual, carente de estímulo; y el comportamiento religioso terciario, lo cual es la mera aceptación de las rutinas religiosas impartidas por otra persona. (Drakeford, 1980)Batson citado por Franca-Tarrago (2003a) considera tres tipos de religiosidad: utilitaria, unificadora e interrogativa. La religiosidad utilitaria supone muy poco cambio en las estructuras cognitivas cuando el individuo se enfrenta a experiencias desafiantes para su religiosidad, este tipo de individuo no se confronta con los asuntos existenciales, su religiosidad sólo es un medio para satisfacer otras necesidades más primitivas o básicas. La religiosidad unificadora tiene experiencias de cambio dramático en la realidad de la persona, con la emergencia de una nueva visión de su vida, pero esta nueva visión o conversión no necesariamente implica un incremento en la complejidad y flexibilidad de las estructuras cognitivas, existe una verdadera creencia, intensa devoción, pero la nueva visión que considerará valiosa para él será aquella que provee respuestas claras y definitivas, a las cuales él pueda adherirse de forma segura y absoluta. La religiosidad interrogativa asume las experiencias desafiantes que provienen de la realidad de una forma creativa, de manera que emergen a niveles mayores de complejidad en la nueva reestructuración cognitiva religiosa que experimenta el sujeto, por lo tanto le permite abordar las preguntas existenciales desde una variedad de puntos de vista, abriéndose a las nuevas informaciones concernientes a lo religioso.
Por su parte Fromm (1947) distingue entre fe racional y fe irracional. La fe irracional es la creencia en una persona, idea, o símbolo que no es el resultado de la propia experiencia, sino que se basa en la sumisión emotiva del individuo a una autoridad, es una convicción fanática hacia algo o alguien que tiene su origen en la sumisión a una autoridad irracional, personal o impersonal. La fe racional en contraste, es una firme convicción basada en una actividad productiva intelectual y emocional. Radica en una convicción independiente basada en la observación y en el propio pensar productivo. Partiendo de esto, plantea dos tipos diferentes de religión: la religión autoritaria y la humanística. Mientras que la autoritaria se basa en la obediencia a un poder exterior al hombre, en la sumisión y en el acatamiento, la humanística se basa en la realización y en la plenificación del hombre en torno a ciertos valores como la total libertad y el amor universal, de ahí que luego predomine en ella el sentimiento de alegría y felicidad (Franca-Tarrago, 2003a).
Spilka hace la distinción entre religión consensual y comprometida. Esta última sería altamente diferenciada, abierta, autocrítica, abstracta y discernidora. En suma, se caracteriza porque lo religioso es central en la vida del sujeto. La consensual, por el contrario, es lo opuesto (Franca-Tarrago, 2003a).
Clark, por su parte sugiere que el comportamiento religioso puede ser dividido en tres categorías: comportamiento religioso primario, lo cual es una auténtica experiencia interior que conduce al creyente a una actividad dirigida a la armonización de su vida con la deidad y a complacer a ésta; comportamiento religioso secundario, el cual pudo haber sido primario y vital pero que se ha enfriado o se ha convertido en algo rutinario y habitual, carente de estímulo; y el comportamiento religioso terciario, lo cual es la mera aceptación de las rutinas religiosas impartidas por otra persona. (Drakeford, 1980)Batson citado por Franca-Tarrago (2003a) considera tres tipos de religiosidad: utilitaria, unificadora e interrogativa. La religiosidad utilitaria supone muy poco cambio en las estructuras cognitivas cuando el individuo se enfrenta a experiencias desafiantes para su religiosidad, este tipo de individuo no se confronta con los asuntos existenciales, su religiosidad sólo es un medio para satisfacer otras necesidades más primitivas o básicas. La religiosidad unificadora tiene experiencias de cambio dramático en la realidad de la persona, con la emergencia de una nueva visión de su vida, pero esta nueva visión o conversión no necesariamente implica un incremento en la complejidad y flexibilidad de las estructuras cognitivas, existe una verdadera creencia, intensa devoción, pero la nueva visión que considerará valiosa para él será aquella que provee respuestas claras y definitivas, a las cuales él pueda adherirse de forma segura y absoluta. La religiosidad interrogativa asume las experiencias desafiantes que provienen de la realidad de una forma creativa, de manera que emergen a niveles mayores de complejidad en la nueva reestructuración cognitiva religiosa que experimenta el sujeto, por lo tanto le permite abordar las preguntas existenciales desde una variedad de puntos de vista, abriéndose a las nuevas informaciones concernientes a lo religioso.
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