RESUMEN
Los propósitos, técnica y experiencia son los que dictan el criterio a seguir, el enfoque será diferente si el propósito sea instruir, guiar, o comprender al grupo con el fin de modificarlo. Se utiliza la misma técnica a lo largo del tratamiento siendo su instrumento básico la interpretación. A medida que nuevas áreas psicológicas se abrieron a la interpretación, los recursos terapéuticos secundarios como la sugestión o la instrucción, se fueron dejando de lado.
Anteriormente no se enfocaba la totalidad de las manifestaciones del grupo, donde las comunicaciones de varias personas reunidas en un grupo permiten hacer inferencias con respecto a los mecanismos inconscientes de interacción del grupo. La iniciación del tratamiento representa un momento psicológico de gran importancia para el grupo, ya que se reactivan angustias a lo desconocido, y se cimienta una entidad colectiva, que está en esos momentos esperando directivas del terapeuta.
La tarea del terapeuta es interpretar las manifestaciones de angustia a medida que vayan descubriendo su naturaleza, por lo que no es conveniente utilizar técnicas de apoyo y explicaciones previas a la terapia grupal, que intentan disminuir la angustia y porque deforman la dinámica del fenómeno colectivo. Ante la angustia del grupo que puede manifestarse de diversas maneras en silencios, postura tensa, éste busca algo familiar a lo cual aferrarse frente a la angustia de lo desconocido. La estructura del grupo es la siguiente: vínculos, normas relaciones que se forman al reunirse un grupo de personas con el propósito de hacer algo, en la situación analítica se crea a propósito la falta de estructuración en forma controlada.
El emerger de líderes y la diferenciación de funciones son fenómenos que aparecen a penas se inicia el grupo. Según el grado de agresión de los miembros del grupo pueden surgir el líder rebelde o el sumiso o dos líderes de ambas tendencias. El líder emerge del grupo principalmente para contrariar la pasividad del resto, y su conducta está determinada por su relación con el terapeuta y con los demás miembros, además de factores de su personalidad. Los líderes son de gran ayuda en un inicio, activan el grupo, esta fase no dura mucho, ya que por un lado su liderazgo produce rivalidad y una mezcla de sumisión y rebeldía en los demás y o tiende a perpetuarse en su función e impide que el grupo progrese. La emergencia del líder está determinada por el clima emocional subyacente.
Bion habla de los Supuestos básicos como una creencia emocional de la que participan todos los miembros del grupo y que los impulsa a tener un determinado tipo de fantasías y deseos, Bion menciona tres tipos de supuestos básicos, que implican que se produce el fenómeno de regresión del individuo donde hay menor integración del yo y el predominio de impulsos irracionales. Estos son:
De dependencia: el grupo depende, se apoya y venera su líder que es idealizado. Es típico al comienzo del tratamiento, es de carácter defensivo de las angustias primitivas y en ésta los miembros sienten que su razón de ser es ser alimentado material y espiritualmente por el terapeuta (regresión a un patrón emocional de tipo oral). Se provoca una pérdida de la individualidad, produciéndose un fenómeno parecido a la despersonalización. También apelan a la fantasía de silencio nutricio para mantener su posición emocional, donde todos reciben una cantidad similar de alimento del terapeuta. El grupo mantiene esta posición para negar la angustia paranoide que despierta la situación colectiva. Es un mecanismo de defensa cuya técnica es conjurar reactivamente las emociones opuestas, considerando mágicamente que sólo ellas existen en el grupo, de ser peligroso e inconscientemente odiado el terapeuta pasa a ser idealizado, de modo que olviden su responsabilidad, y relegándosela al terapeuta. El terapeuta constituye el líder sancionado, o en un papel asignado y reconocido por todos, mientras que el líder inicial es el que emerge y opera como líder sin ser oficialmente reconocido.
De lucha y fuga: el grupo tiende a buscar un caudillo para dirimir un pleito agresivo.El grupo se dispone a agredir o ser agredido, la hostilidad, el valor, la fuerza y el miedo dominan en ese momento, intentando que el terapeuta se solidarice con su sentir. El grupo como entidad se vuelve paranoide, proyecta su agresividad fuera, creándose una gran cohesión y ausencia de sentimientos de responsabilidad o culpa de sus actos ya que éstos están fuera. Es casi siempre vivído como ajeno al grupo, aunque el enemigo intragrupal más común es el terapeuta, cuanto más idealizado fue en la posición de dependencia más hostilidad y resentimiento habrán hacia él. Afloran los conflictos por lo que constituye un cierto proceso terapéutico, ya que el grupo ha dado un paso hacia el reconocimiento de su propia angustia y agresión. M. Klein menciona los primeros estadíos del desarrollo del yo:
- Posición Esquizo- paranoide: la experiencia con los objetos buenos pasa a formar el núcleo integrador del yo, estos tendrán que ser tanto más omnipotentemente buenos cuanto mayor sea la angustia persecutoria por parte del sistema de objetos malos. Estas vivencias extremas dan lugar a que el Yo inmaduro tome características esquizoides: al disociar sus experiencias en función de objetos tan opuestos el propio Yo se disocia, produciéndose una escisión similar a la que encontramos en la esquizofrenia, esto significa que el Yo no concibe la existencia de un objeto en el que coexisten la bondad y la maldad por lo que existen en forma separada.
- Posición Depresiva : el niño tiene que aceptar que el ser que lo gratifica y lo frustra es el mismo, es decir reconoce a sus objetos como personas, como objetos totales en vez de parciales, configura la imagen del cuerpo a partir de sus partes o miembros. Aparece la responsabilidad por el objeto: la tristeza por su pérdida, la culpa por su destrucción, el anhelo por su reparación. Se introducen nuevos factores como que se complica el campo de las operaciones mentales del niño, el reconocimiento de que hay “personas” implica una abstracción, la posición depresiva trae una clarificación de las relaciones que existen entre el mundo interno y el externo, estos factores disponen al niño a descubrir el mundo, sin temor de perder excesivamente su personalidad.
Apareamiento: Posee contenido más sofisticado que los otros Supuestos Básicos , donde las necesidades del grupo crean la pareja, delegándole la tarea reparadora y unificadora, recurren a ella cuando fracasa el intento de reparación e integración realizado por todos al unísono, el grupo mediante el mecanismo de identificación proyectiva vive en la pareja.
Anteriormente no se enfocaba la totalidad de las manifestaciones del grupo, donde las comunicaciones de varias personas reunidas en un grupo permiten hacer inferencias con respecto a los mecanismos inconscientes de interacción del grupo. La iniciación del tratamiento representa un momento psicológico de gran importancia para el grupo, ya que se reactivan angustias a lo desconocido, y se cimienta una entidad colectiva, que está en esos momentos esperando directivas del terapeuta.
La tarea del terapeuta es interpretar las manifestaciones de angustia a medida que vayan descubriendo su naturaleza, por lo que no es conveniente utilizar técnicas de apoyo y explicaciones previas a la terapia grupal, que intentan disminuir la angustia y porque deforman la dinámica del fenómeno colectivo. Ante la angustia del grupo que puede manifestarse de diversas maneras en silencios, postura tensa, éste busca algo familiar a lo cual aferrarse frente a la angustia de lo desconocido. La estructura del grupo es la siguiente: vínculos, normas relaciones que se forman al reunirse un grupo de personas con el propósito de hacer algo, en la situación analítica se crea a propósito la falta de estructuración en forma controlada.
El emerger de líderes y la diferenciación de funciones son fenómenos que aparecen a penas se inicia el grupo. Según el grado de agresión de los miembros del grupo pueden surgir el líder rebelde o el sumiso o dos líderes de ambas tendencias. El líder emerge del grupo principalmente para contrariar la pasividad del resto, y su conducta está determinada por su relación con el terapeuta y con los demás miembros, además de factores de su personalidad. Los líderes son de gran ayuda en un inicio, activan el grupo, esta fase no dura mucho, ya que por un lado su liderazgo produce rivalidad y una mezcla de sumisión y rebeldía en los demás y o tiende a perpetuarse en su función e impide que el grupo progrese. La emergencia del líder está determinada por el clima emocional subyacente.
Bion habla de los Supuestos básicos como una creencia emocional de la que participan todos los miembros del grupo y que los impulsa a tener un determinado tipo de fantasías y deseos, Bion menciona tres tipos de supuestos básicos, que implican que se produce el fenómeno de regresión del individuo donde hay menor integración del yo y el predominio de impulsos irracionales. Estos son:
De dependencia: el grupo depende, se apoya y venera su líder que es idealizado. Es típico al comienzo del tratamiento, es de carácter defensivo de las angustias primitivas y en ésta los miembros sienten que su razón de ser es ser alimentado material y espiritualmente por el terapeuta (regresión a un patrón emocional de tipo oral). Se provoca una pérdida de la individualidad, produciéndose un fenómeno parecido a la despersonalización. También apelan a la fantasía de silencio nutricio para mantener su posición emocional, donde todos reciben una cantidad similar de alimento del terapeuta. El grupo mantiene esta posición para negar la angustia paranoide que despierta la situación colectiva. Es un mecanismo de defensa cuya técnica es conjurar reactivamente las emociones opuestas, considerando mágicamente que sólo ellas existen en el grupo, de ser peligroso e inconscientemente odiado el terapeuta pasa a ser idealizado, de modo que olviden su responsabilidad, y relegándosela al terapeuta. El terapeuta constituye el líder sancionado, o en un papel asignado y reconocido por todos, mientras que el líder inicial es el que emerge y opera como líder sin ser oficialmente reconocido.
De lucha y fuga: el grupo tiende a buscar un caudillo para dirimir un pleito agresivo.El grupo se dispone a agredir o ser agredido, la hostilidad, el valor, la fuerza y el miedo dominan en ese momento, intentando que el terapeuta se solidarice con su sentir. El grupo como entidad se vuelve paranoide, proyecta su agresividad fuera, creándose una gran cohesión y ausencia de sentimientos de responsabilidad o culpa de sus actos ya que éstos están fuera. Es casi siempre vivído como ajeno al grupo, aunque el enemigo intragrupal más común es el terapeuta, cuanto más idealizado fue en la posición de dependencia más hostilidad y resentimiento habrán hacia él. Afloran los conflictos por lo que constituye un cierto proceso terapéutico, ya que el grupo ha dado un paso hacia el reconocimiento de su propia angustia y agresión. M. Klein menciona los primeros estadíos del desarrollo del yo:
- Posición Esquizo- paranoide: la experiencia con los objetos buenos pasa a formar el núcleo integrador del yo, estos tendrán que ser tanto más omnipotentemente buenos cuanto mayor sea la angustia persecutoria por parte del sistema de objetos malos. Estas vivencias extremas dan lugar a que el Yo inmaduro tome características esquizoides: al disociar sus experiencias en función de objetos tan opuestos el propio Yo se disocia, produciéndose una escisión similar a la que encontramos en la esquizofrenia, esto significa que el Yo no concibe la existencia de un objeto en el que coexisten la bondad y la maldad por lo que existen en forma separada.
- Posición Depresiva : el niño tiene que aceptar que el ser que lo gratifica y lo frustra es el mismo, es decir reconoce a sus objetos como personas, como objetos totales en vez de parciales, configura la imagen del cuerpo a partir de sus partes o miembros. Aparece la responsabilidad por el objeto: la tristeza por su pérdida, la culpa por su destrucción, el anhelo por su reparación. Se introducen nuevos factores como que se complica el campo de las operaciones mentales del niño, el reconocimiento de que hay “personas” implica una abstracción, la posición depresiva trae una clarificación de las relaciones que existen entre el mundo interno y el externo, estos factores disponen al niño a descubrir el mundo, sin temor de perder excesivamente su personalidad.
Apareamiento: Posee contenido más sofisticado que los otros Supuestos Básicos , donde las necesidades del grupo crean la pareja, delegándole la tarea reparadora y unificadora, recurren a ella cuando fracasa el intento de reparación e integración realizado por todos al unísono, el grupo mediante el mecanismo de identificación proyectiva vive en la pareja.
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