Moral significa, ante todo, la norma, o conjunto de normas, a tenor de la cual la existencia en libertad cree deber conducirse. Pertenece, por lo tanto, a las características peculiares del fenómeno humano. La moralidad es “la suma y la forma de usos y costumbres que tienen vigencia en una cultura determinada"
La moral es un conjunto de normas y principios fundados en las condiciones de la existencia en libertad. La moralidad resultaría una forma práctica de la moral en un determinado marco histórico y cultura. La “moralidad” reviste un carácter más transitorio y modificable que “moral”. La norma moral es un pensamiento que está sometido al proceso evolutivo, En este proceso la sociedad juega un rol importante. El desarrollo moral, depende de las dimensiones biológica, psicológica espiritual, interacciones sociales, y fundamento evolutivo del ser humano.
LA TEORÍA DEL DESARROLLO MORAL DE JEAN PIAGET
Piaget propone tres factores que influyen sobre el desarrollo moral: el desarrollo de la inteligencia, las relaciones entre iguales y la progresiva independencia de las normas de los adultos. El desarrollo de la inteligencia, es el más importante, ya que es el que permite a los otros dos actuar. La teoría de Piaget sobre el desarrollo moral propone la existencia de tres estadios. Estos corresponderían a los del desarrollo intelectual a partir de los dos años de edad.
Primer estadio: moral de presión adulta. De los 2 a 6 años los niños pueden representar las cosas y acciones por medio del lenguaje, pueden recordar sus acciones y contar sus intenciones. Pero, no pueden aún realizar razonamientos abstractos, ni pueden comprender el significado de las normas generales. Así ve las cosas concretas imposibles de variar que se han de cumplir en su sentido literal. Estas normas son exteriores a los niños, impuestas por los adultos, por lo tanto la moral se caracteriza en esta fase de desarrollo por la heteronomía.
Segundo estadio: moral de solidaridad entre iguales. De los 7 a 11 años, los niños adquieren la capacidad de realizar operaciones mentales con los objetos que tienen delante. No pueden aún hacer generalizaciones abstractas pero se dan cuenta de las posibilidades del pensamiento para detectar relaciones entre las cosas. Las normas dejan de ser vistas como cosas reales que tienen su origen en una autoridad absoluta y exterior, los adultos, y comienzan a basarse en el respeto mutuo entre los compañeros de juego. De aquí surge la noción de la convencionalidad de las normas o reglas de los juegos, que son vistas como productos de acuerdos entre los jugadores. Surgen sentimientos morales como la honestidad -necesaria para que los juegos funcionen- y la justicia. El respeto a las normas se deriva del respeto al grupo y la necesidad de un cierto orden en el mismo para el mantenimiento del juego, pero la aplicación de estas normas y de los conceptos y sentimientos morales es poco flexible.
Tercer estadio: moral de equidad. De los 12 años. Se produce la maduración biológica general que potencia el desarrollo intelectual y moral. Sus estructuras de conocimiento permiten las generalizaciones y la realización de operaciones mentales abstractas. En esta etapa surgen sentimientos morales personalizados, como la compasión o el altruismo, que exigen la consideración de la situación concreta del otro como un caso particular de la aplicación de las normas. La rigidez de aplicación de las normas y conceptos morales desaparece, completándose el paso de la presión adulta al control individual de la propia conducta. El adolescente formula principios morales generales y los afirma de un modo autónomo frente a las normas exteriores. El respeto a estas últimas se realiza de un modo personal.
LA TEORIA DEL DESARROLLO MORAL DE LAWRENCE KOHLBERG
Kohlberg comparte con Piaget la creencia en que la moral se desarrolla por etapas. Estas etapas son las mismas para todos los humanos y se dan en el mismo orden. Sin embargo, no todas las etapas del desarrollo moral surgen de la maduración biológica como en Piaget, estando las últimas ligadas a la interacción con el ambiente. El desarrollo biológico e intelectual es, una condición necesaria para el desarrollo moral, pero no suficiente. además, según Kohlberg, no todos los individuos alcanzan las etapas superiores de este desarrollo. Notó que el desarrollo moral estaba relacionado a la edad y estableció tres niveles con 2 etapas cada uno. De estas seis etapas, muchas personas progresan sólo hasta la cuarta o la quinta.
De sus estudios, Kohlberg concluyó que en un principio los individuos comienzan asimilando las reglas de conducta como algo que depende de la autoridad externa. Posteriormente perciben dichas reglas como elementos indispensables para lograr la recompensa de satisfacer las propias necesidades. En un tercer estadio las considera como un medio para alcanzar la aprobación social y por tanto la estima de los demás. Después las reglas se convierten en soportes de determinadas órdenes ideales y finalmente se transforman en elementos que establecen los principios sociales que cumplir por el individuo para sentirse bien consigo mismo y que se le manifiestan como indispensables para poder vivir al lado de los demás.
El juicio moral. Kohlberg está más interesado en el proceso lógico que se pone en marcha cuando los valores adquiridos entran en conflicto (dilema moral), porque es cuando verdaderamente se ejercita el juicio moral. El proceso es el siguiente:
· Se produce un desequilibrio: entra en conflicto el sistema de valores.
· Hay que restaurar el equilibrio: asimilando el problema, sus consecuencias, o acomodar su pensamiento para abordar la crisis e idear cómo resolver los conflictos del sistema de valores.
El ejercicio del juicio moral es un proceso cognitivo que nos permite reflexionar sobre nuestros valores y ordenarlos en una jerarquía lógica. Es integrante del proceso de pensamiento que empleamos para extraer sentido a los conflictos morales que surgen en la vida diaria. En los primeros años de vida, los niños aprenden las normas de buena conducta sin entender todavía su sentido y sin ser capaces de guiar su actuación de acuerdo con ellas (egocentrismo). A partir de los 6 años empieza a desarrollarse la capacidad de asumir roles, de adoptar diferentes perspectivas a la propia. Esta capacidad es clave para el crecimiento del juicio moral: sólo cuando el niño puede asumir el rol del otro puede sopesar su propia exigencia frente a la del otro.
Etapas del desarrollo moral según kohlberg. Kohlberg definió tres niveles en el desarrollo moral, cada uno de los cuales está relacionado con la edad. Estos niveles son:
Nivel I: Moralidad Preconvencional (de los 4 a los 10 años). El énfasis está en el control externo. Los niños observan los patrones de otros ya sea para evitar el castigo u obtener recompensa. El niño responde a las reglas culturales y a las etiquetas de bueno y malo, correcto o equivocado, pero interpreta estas etiquetas ya sea en términos de las consecuencias hedonísticas o físicas de la acción (castigo, recompensa, intercambio de favores) o en términos del poder físico de quienes enuncian las reglas y etiquetas. El nivel se divide en dos etapas:
Etapa 1. La orientación de obediencia por castigo. Las consecuencias físicas de una acción determinan la bondad o maldad sin considerar el significado humano o el valor de estas consecuencias. La evitación del castigo y el respeto incuestionable al poder son valiosos por su propio derecho, y no en términos del respeto por un orden moral subyacente que se sustenta por el castigo y la autoridad. Es decir, las personas obedecen las reglas para evitar el castigo. Una acción buena o mala está determinada por las consecuencias físicas.
Etapa 2. La orientación instrumental-relativista u orientación por el premio personal. La acción correcta consiste en aquello que instrumentalmente satisface las propias necesidades y ocasionalmente las necesidades de los otros. Las relaciones humanas son vistas en términos de negocios. Los elementos de igualdad, de reciprocidad y del mutuo compartir están presentes, pero siempre son interpretados en una forma práctica. La reciprocidad es un asunto de “me das y te doy” no de lealtad, gratitud o justicia. Con lo cual, las necesidades personales determinan la aceptación o desviación. Se devuelven favores a partir del intercambio “si te ayudo, me ayudarás”.
Nivel II: Moralidad de conformidad con el papel convencional (de los 10 a los 13 años). Los niños quieren agradar a otras personas. Todavía observan los patrones de otros pero los han interiorizado en cierta medida. Quieren ser considerados “buenos” por gente cuya opinión es importante para ellos. Son capaces de asumir los papeles de figuras de autoridad lo suficientemente bien como para decidir si una acción es buena según sus patrones. Con lo cual, tienen en cuenta las expectativas de la sociedad y sus leyes sobre un dilema moral.
Etapa 3. La orientación de concordancia interpersonal o de “niño bueno”. El buen comportamiento es aquél que complace o ayuda y es aprobado por otros. Hay conformidad a imágenes estereotipadas de lo que es la mayoría. La conducta frecuentemente es juzgada por la intención (“tiene una buena intención”) se convierte en algo importante por primera vez. Se gana aprobación por ser “bueno”. El niño mantiene buenas relaciones y busca la aprobación.
Etapa 4. La orientación de “ley y orden”. Hay una orientación hacia la autoridad, las reglas fijas y el mantenimiento del orden social. El comportamiento correcto consiste en hacer el propio deber, mostrar respeto por la autoridad, y mantener un orden social dado que se justifica en sí mismo. Al decidir el castigo para una mala actuación, las leyes son absolutas. En todos los casos, debe respetarse la autoridad y el orden social establecido.
Nivel III: Moralidad de los principios morales autónomos (de los 13 años en adelante). Se llega a la verdadera moralidad. La persona reconoce la posibilidad de un conflicto entre dos patrones aceptados socialmente y trata de decidir entre ellos. El control de la conducta es interno, tanto en los patrones observados como en el razonamiento acerca de lo correcto y lo incorrecto. Los juicios están basados en lo abstracto y por principios personales que no necesariamente están definidos por las leyes de la sociedad.
Etapa 5. La orientación legalística o de contrato social. Generalmente tiene tonalidades utilitaristas. La acción correcta tiende a ser definida en términos de los derechos generales del individuo, y de los estándares que han sido críticamente examinados y acordados por la sociedad entera. Hay una clara conciencia del relativismo de los valores y opiniones personales y un énfasis correspondiente hacia los procedimientos y reglas para llegar al consenso. Aparte de lo que es constitucionalmente y democráticamente acordado, lo correcto es un asunto de “valores” y “opiniones” personales. El resultado es un énfasis en el “punto de vista legal”, pero con un énfasis sobre la posibilidad de cambiar la ley en términos de consideraciones racionales de utilidad social (más que “congelarse” como en los términos de “ley y orden”). Fuera del ámbito legal, el contrato libremente acordado, es cumplido como obligatorio.
Etapa 6. La orientación de principios éticos universales. Lo correcto es definido por la decisión de la conciencia de acuerdo con principios éticos auto-elegidos que apelan a la comprensión lógica, consistencia y universalidad. Estos principios son abstractos y éticos y no reglas morales concretas como los Diez Mandamientos. Supone principios universales de justicia, reciprocidad, igualdad de derechos humanos, y respeto por la dignidad de los seres humanos como personas individuales. Lo que es bueno y conforme a derecho, es cuestión de conciencia individual, e involucra los conceptos abstractos de justicia, dignidad humana e igualdad. Se cree que hay puntos de vista universales en los que todas las sociedades deben estar de acuerdo.
El avance en el razonamiento moral depende del avance en el razonamiento lógico; la etapa lógica de una persona pone un cierto tope o límite para la etapa moral que pueda alcanzar.
· Una persona cuya etapa lógica es sólo de operaciones concretas está limitada a las etapas morales preconvencionales (Etapas 1 y 2).
· Una persona cuya etapa lógica es sólo parcialmente de operaciones formales, está limitada a las etapas morales convencionales (Etapas 3 y 4).
Mientras que el desarrollo lógico es necesario para el desarrollo moral y le impone límites, la mayoría de los individuos están más altos en la etapa lógica que lo que están en la etapa moral. Como ejemplo, sólo el 50 % de los adolescentes mayores y los adultos (todos en operaciones formales) exhiben un razonamiento moral de principios (Etapas 5 y 6).
Las características que Kohlberg tuvo en cuenta para definir las diferentes etapas de su teoría son las siguientes:
· Que los niños pasan a la vez por las secuencias de desarrollo cognitivo y el juicio moral, es decir, no dividen su experiencia en el mundo “físico” y el mundo “social” sino que juegan y piensan en objetos físicos a la vez que se desarrollan con otras personas. En la vida del niño existe una unidad de desarrollo, hay un paralelismo en el desarrollo de conocimiento y afecto, pero los niños parecen progresar algo más rápido en su comprensión del mundo físico que en su comprensión de cómo estructurar relaciones en su mundo social.
· El desarrollo de los periodos cognitivos es una condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo de los niveles paralelos sociomorales.
· El estadio de razonamiento lógico nos indica el límite alcanzable en el razonamiento moral, aunque no todas las personas logran el límite superior de razonamiento moral que les posibilita el estadio lógico alcanzado.
· Todos los procesos básicos implicados en el desarrollo del conocimiento del mundo físico son también fundamentales en el desarrollo social. Pero aparte de éstos, el conocimiento social requiere una capacidad específica para la adopción de distintos papeles; es decir, el conocimiento de que el otro es, en cierto sentido, como el yo y que aquél conoce o responde a éste en función de un sistema de expectativas complementarias. En otras palabras, conocemos a los demás al ponernos en su lugar y nos conocemos a nosotros mismos al compararnos y diferenciarnos de ellos. Esta habilidad de ver las cosas desde la perspectiva del otro sirve de intermedio entre las necesidades estructural-cognitivas y el nivel alcanzado de desarrollo moral y está profundamente relacionado con el concepto de justicia ya que ambos comparten la misma estructura de igualdad y reciprocidad.
· La adopción de roles o perspectivas sociales es también una capacidad evolutiva y sigue unas secuencias de desarrollo o etapas. El afecto y el conocimiento se desarrollan paralelamente. El papel del afecto y la comprensión de las emociones (“empatía”), por tanto, va a ser fundamental también en el desarrollo moral, no sólo como una fuerza motivadora sino como una importante fuente de información.
· Para explicar la relación que existe entre el razonamiento y la conducta moral es necesario comprender cómo define cada individuo su identidad moral y la importancia que la dimensión moral adquiere en su propia valoración, en el sentido que tiene de sí mismo. La identidad moral proporciona así una de las principales motivaciones para la acción moral, para comprometerse en las propias convicciones, y la acción se convierte en una prueba de consistencia de uno mismo.
DILEMA MORAL
Con el siguiente dilema podremos entender en qué nivel se encuentra cada individuo:
“En Europa hay una mujer que padece un tipo especial de cáncer y va a morir pronto. Hay un medicamento que los médicos piensan que la puede salvar. Es una forma de radio que un farmacéutico de la misma ciudad acaba de descubrir. La droga es cara, pero el farmacéutico está cobrando diez veces lo que le ha costado a él hacerla. Él pagó 200 € por radio y está cobrando 2000 € por una pequeña dosis del medicamento. El esposo de la mujer enferma, Heinz, acude a todo el mundo para pedir prestado dinero, pero sólo puede reunir unos 1000 € que es la mitad de lo que cuesta. Le dice al farmacéutico que su esposa se está muriendo y le pide que le venda el medicamento más barato o le deje pagar más tarde. El farmacéutico dice: “No; yo lo descubrí y voy a sacar dinero de él”. Heinz está desesperado y piensa atracar el establecimiento para robar la medicina.”
Posteriormente planteaba las siguientes preguntas:
1. ¿Debe Heinz robar la medicina? ¿Por qué o por qué no?
2. Si Heinz no quiere a su esposa, ¿debe robar la droga para ella? ¿Por qué o por qué no?3. Suponiendo que la persona que se muere no es su mujer, sino un extraño, ¿debe Heinz robar la medicina para un extraño? ¿Por qué?
De acuerdo a la primera pregunta es de razonamiento que Heinz no debe robar la medicina,pero en su estado de preocupación en el que se encuentra lo que predomina es el temor y eso impedirá que el individuo tenga uso de la razón para decidir que es lo mejor o no.
ResponderEliminarGracias por el post. Sí, el dilema de Heinz es harto conocido, y se debe comprender que se planteó ya hace mucho tiempo, la psicología estaba interesada en la moral, pero obviamente tomaría tiempo y muchos estudios para determinar los distintos componentes que llevan a la decisión moral del individuo, a la toma de decisiones. Recordemos que la psicología enfatiza el "cómo" se dan estos procesos. En la actualidad tenemos mucho conocimiento a nuestro alcance, pero aún así, la complejidad está presente sobre la moral, más aún, si incluimos en ella a la conducta. Gracias por el post. Luis Enrique Olaya Céspedes.
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